jueves, 3 de septiembre de 2009

De llegar

Hay una ciencia
de que pluma nueva, faltosa de tinta,
aun así, habría que probar
hasta donde de cierto lo es,
de lo que me dejaste
y aún así debo acotar tus olvidos
un par de cigarros y más tiempo
es lo que te venía en falta,
que mucho hiciste con llegar,
el folder, papeles y algo en que plasmar.

Las madrugadas de encierro y espera
son muy frías, tanto que queman,
música en lo lejos, no dormir,
que me lo he prohibido.

Caigo en la sospecha,
que necesitare alimentarme
que no sólo de letras se vive,
que no todo lo que se expresa, vive,
que cuando escribo, vivo,
que el interior de la página
es dejar el corazón en la borda,
dejar mis sentimientos en la deriva,
de cualquiera que pudiera leerme,
que me interprete diferente
pero siempre teniendo la razón.

Pudiere, entonces, de algún caso
la melodia sonar, no en su original,
sino darme tintes de nostalgía,
siempre en Sol por base,
en Mi por mente;
o en su defecto, tener por brazos
aquel ángel mío de guitarra
y sorprender en cada nota
que baja el volumén cuando hablo,
que las pausas son interesantes,
cuando hablo de mi
y de ti,
que quizá un día estaras.

Darío Olguín

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