miércoles, 22 de julio de 2009

Primera de antojos

Y una taza más de café
no infartará mi insomnio
una plática amena
hace que se disfrute mucho.

Pensar que luego no se puede hablar
que el tráfico de la cotidianidad
crea confusos oratorios
que llamamos libertad.

De cuando en cuando escaparse
no deja más que otra cosa
donde la charla se vuelve fácil
donde se olvidan las ideas.

Ahora en tiempo después surge
que la duda queda de antojos
reprochados por tiempos
donde el niño se encierra
en su cuarto a implorar
que nadie le encienda la luz
con una puerta infranqueable
en la puesta de sol.

No se termina la noche
las horas pasan como segundos
risas y más risas
rondan el oscuro instinto
pero el antojo queda
en la soledad
de un abrazo.

Que de pienso y pienso
en que sabores quedo la servilleta
que nueva fragancia quedo expuesta
en la tierra que nadie explora
en el instinto que explota
una fruta que no es prohibida
pero queda alejada
de un simple vicio carnal.

Darío Olguín

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