domingo, 2 de agosto de 2009

Hidratando el corazón

Cada sorbo
que he dejado de beber
quema una ilusión
y crea mas la sed.

Deja un despertar
seco, que quema
los labios y conserva
una sequedad en la lengua.

El fluido es incierto
cuando vendrá el próximo
trago que alivie
está sed ya eterna.

¿Dónde está ese oasis?
Me había prometido
encontrarlo ayer
con el calor de tus brazos.

Pero el manantial
no llevaba el cauce,
no quiero buscar
ríos revueltos.

Ahora esperar un poco más
a que los sabores en tus labios
se combinen con los mios
e hidraten mi corazón.

Darío Olguín

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